viernes, marzo 05, 2010

...Fragmento...XD

Cerré de un golpe seco la puerta de casa. Mis ojos estaban llenos de lágrimas y apenas podía ver bien. Cerré y volví a abrir mis ojos, pero seguía viendo como detrás de un cristal empapado. Me retiré de mi cara algunos pelos rebeldes que no querían estar ordenados correctamente. Comencé a bajar las escaleras, me sentía confundida, y ese estado me hizo tambalear en cada paso que daba. En un momento en ves de bajar un escalón bajé dos, y un breve -Uy- se me escapó de mis labios; puse más cuidado pero no me preocupaba si me caía o no.
Tenía miedo, sentía odio, me sentía sola…Mi mente tenía grabada la voz y la cara de una persona, una persona que no estaba segura si quería, o si simplemente me agarraba a ella
como un naufrago se agarra a la única madera flotante en un mar abierto. Quería estar con él, esa personita especial, por necesidad o por miedo a estar sola; por volver a llevar una vida “normal”; por volver a tener una ilusión por vivir, por sonreír y por tener planes de futuro. Un futuro que si estuviera sola, sería incierto como es el mismo presente.

Quería estar sola, un sitio en donde poder pensar, en donde poder aclararme las ideas. Me acordé de lo que una vez me había dicho una amiga..-Cuando quiero pensar, o simplemente olvidarme de todo, me voy a la playa a contemplar el mar y a escuchar el sonido de las olas-…
Esa idea me gustó, el mar, el olor a sal…Además estábamos en invierno, casi nadie asomaba su sombra por esos lugares, así que perfecto.
Fui a la playa y en efecto estaba sola, me senté en una piedra grande cerca de la orilla donde llegaba el mar, ya eran casi las 5 de la tarde y la marea iba subiendo.
-Lo quiero-Dije como queriendo dar explicaciones al mar. -Lo quiero y lo necesito conmigo-. Volví a decir, pero esta vez pareció como si me lo digiera a mí.
Dejé caer mi bolso sobre la arena, y puse mi cara sobre mis manos frías. Estaba helada de arriba a bajo, el viento que soplaba era frío y aruñaba la piel, y ese daño que le hacía a mi piel, lo llegué a sentir por segunda ve en el día en mi corazón.

-Tal vez hubiera sido mejor, venir cuando estuviera haciendo sol…- dije con voz baja, una voz triste y desencajada.

- ¿Tienes frío cariño? Dijo una voz, esa voz, su voz…-Oh, espera es él ?-pensé.
Rápido me giré para poder ver su rostro.
- ¿Qué haces aquí? ¡Te estarás muriendo del frío!- Su voz parecía sorprendida. No entendía porque, se supone que la playa es un sitio público.
- Em…bueno, vine a pensar- al final pude contestar.
- ¿A pensar en que?- preguntó mientras caminaba hacía mi con paso vacilante, con una sonrisa en la cara y las manos en los bolsillos.- en mí, pensabas en mí- sonrío.

Vaya… ¿como lo había sabido? Seguro lo decía por decir algo. Se me escapó una leve sonrisa.

- Pensaba en cosas. En mi futuro. ¿Y tú que haces aquí?

Bueno no lo niego me encantó verlo, poder oír su voz, pero en ese momento quería estar sola.

- Creo que me has copiado el sitio para pensar, tal vez deberíamos… compartirlo.- Dijo con un raro gesto en su cara.
- Oh, no lo siento si quieres me puedo ir para otro lado…- Me levanté, estaba dispuesta a marcharme y pensar en otro lado. No quería ninguna desconcentración, quería aclararme primero yo. Aunque pensaba tener ya la respuesta. Lo quería, era un hecho.
-¡No digas eso amor!
En ese momento me abrazó con fuerza, con la fuerza que siempre lo hacía. Me cogió de las caderas y las empujó hacía él hasta quedarme completamente pegada a él. Su olor lo sentía con más intensidad.

- Te quiero, lo sabes ¿Verdad?- Me dijo susurrándome al oído.
- Yo también te quiero cariño- Le di un beso en el cuello

Un profundo suspiro salió de su boca. Me cogió la cara con sus manos y me besó. Me besó con una intensidad abrumadora. Sus labios eran tan delicados y dulce que no podía dejar de besarlos. Mientras me besaba me comenzó a entrelazar sus dedos en mi pelo, y a jugar con él. Fue quizás el beso más largo que habíamos tenido y probablemente uno de los más apasionados.

- Nunca podría dejar de besarte, Te quiero, te quiero.- Me dijo con voz dulce y sincera. Sus ojos le brillaban, y en ellos se reflejaba el mar de fondo.
- Ojala pudiéramos
vivir una eternidad, y así no dejar nunca de besarnos- Le susurré acercándome a su cara, hasta que mi frente entró en contacto con la suya.

2 comentarios:

Xisca dijo...

Dios, este fragmento es precioso! ¿De donde lo has sacado?
xxx

Xisca dijo...

Wow eres muy buena escriptora entonces :)!