jueves, noviembre 01, 2012

Desapareces



Cerré mis ojos, sólo por un momento, pero ese momento pareció eterno pues al despertarme tú ya no estabas. Mi cuerpo quedó paralizado por la ausencia de tu espalda al lado de mi cama. Ya no había olor, no había sabor de ese beso que en mis labios habías posado la noche anterior. ¿Dónde estaba aquella pared que habías construido para protegerme de los fantasmas? ¿Dónde estabas tú mi fiel guerrero? Ya no estabas.

En cada parpadeo sentía que en mis venas se arrinconaba la sangre paralizada. Tal vez dejé de respirar por un momento, pero mis sentidos siguieron funcionando por los reflejos. Palabras que terminaban en “eternamente” de repente habían perdido su verdadero significado. Todo se espumaba y con todo, yo iba desapareciendo poco a poco. Besos de lluvia, que ahora sólo hallaba al abrir la ducha; cerraba los ojos y sentía como poco a poco la cálida y fría agua se deslizaba por mi cara, mis labios, mi cuello y terminaba en mis pechos. No sentía placer, tan sólo dolor.