miércoles, agosto 01, 2012

A fuego lento



Cocinar a fuego lento, así como lo hace la vida con las cosas, así como cuando algo sucede, pero tiene su proceso. Así como cuando una abuela cocina en bajo para que las cosas tengan más sustancia, para que el sabor se concentre y se penetre en los alimentos. Tantas y tantas cosas había escuchado de esto que ella lo hacía también, aunque muchas aveces las cosas en su vida no se cocinaran a fuego lento. ¡Fuego! Eso ella lo sentía cada día, pero lento...eso era otro cuento. Fuego era lo que sentía cada vez que ese brazo, ay, ese brazo de Federic la tocaba. No soportaba la idea de sentarse a su lado en el cine cuando él entre murmullos planeaba su plan para tocarle su epidermis.

 Fuego, lo que sentía cada vez que soñaba con besarlo y estar con él en la íntimidad y su mano se resbalaba hasta llegar al centro de su cuerpo. Sus manos se deslizaban suavemente y con delicadeza a posarse en ese punto central, en el punto donde llegaría a un éxtasis inexplicable. Pensaba en Federic, en su cuerpo, en su potencia masculina y en su miembro. Pensaba en todas las posiciones eróticas que conocia, más no pensaba en el amor. ¿Amor? Ella pensaba que el amor, era otra estrategía de marquéting para venderle a las personas.