Ese olor a fresas recién
cogidas me hacía recordar a tus besos. A esos besos que bajaban por
mi cuello y llegaban hasta donde tú te lo propusieras. Esos besos
con los que caía rendida en tus brazos, tan sumisa, que tú te debas
cuenta y te aprovechabas de la mejor manera. Cogí una fresa y me la
llevé a la boca lentamente imaginando que era tus labios, así,
carnosos y con ese sabor dulce. La fui acercando y mi olfato sentía
cada vez con más intensidad su olor, incluso en mi lengua podía
percibir su sabor.
El viento se abrió paso
por la ventana de la cocina y todo mi cabello se vino hacía mis
ojos. Mi falda de pliegues me acarició mis piernas y se levantó a
causa del viento, produciéndome un leve cosquilleo.
Sentí mi piel desnuda y
cómo me acarició el viento ¿Había sido una señal? ¿Él estaría
pensando en mí...de esa manera? Terminé el viaje de la fresa a mi
boca y puse activos todos mis sentidos. Sentí algo que me recorría
todo mi cuello y esta vez llegaba hasta mis pechos. Lo sentí a mi
lado, allí parado observándome con esa cara que ponía cuando hacía
algo que no entendía o simplemente no comprendía... Lo sentí tan
mío de pensamiento, porque podía controlar lo que imaginaba, lo
tenía, aunque fuera por esos segundos que tenía la fresa en mi
boca; reviviendo su olor, sus besos...
El encanto pasó cuando
el último bocado de fresa lo puse en mi lengua. Su imagen se
difuminó como neblina. Sentí otra vez ese frío que abrazaba mis
costillas cómo se apoderaba otra vez de mí, ese nudo en la garganta sin
saber si llorar o simplemente tomar agua y respirar. Sentirme así de
nuevo me hizo desvanecer, sentir que mis piernas perdían la fuerza
momentánea que habían tenido con esa inyección de felicidad.
Volví a poner otra fresa
en mi boca. Quería amarrar ese recuerdo como diera lugar y ahí
sentada en el suelo frío de la cocina cerré los ojos y me dejé
llevar. Ahora los besos los sentía por mi abdomen y me comencé a
tocar. Mis piernas comenzaron a ponerse un poco calientes y mis manos
se deslizaban entre éstas. La fresa fue recreando lentamente el
recuerdo de mi amado, mientras con mis manos torpes me iba tocando
suavemente.
Cuando sentía que la
fresa se iba a acabar, me llevaba otra a la boca y seguía el camino
de mis manos. Cuando llegué al punto final, toqué con más
intensidad, como celebrando haberlo logrado. Y sentí, lo sentí; así
como si estuviera allí abajo con los ojos cerrados, y me dejé
llevar y seguía saboreando las fresas. Incontables fueron las fresas
que saboree, pero sí sé que pude llegar y lo sentí. Allí estaba
él y era como si nada hubiera pasado. Sólo él y yo. Éramos de
nuevo un nosotros marcado en el corazón y en mis labios.
9 comentarios:
Buen relato y muy intenso. Me encanto leerte la verdad, hacia tiempo que no lo hacia y el blog asi esta fantastico. Besazos :)
Como siempre, con palabras tan certeras que puedes percibir cada sensación, como si fuese la misma protagonista.
Extrañaba leerte. Espero saber más de ti.
Un beso.
Y mi me ha entrado hambre. El encanto de las fresas es indescriptible, buena comparación :)
me gusta mucho el diseño que tiene tu blog! y en cuanto a la entrada me pareció hermosa ^^
hermosa entrada! debo reconocer q se me han antojado jeje besitos!
Hace mucho tiempo que no me pasa por tu blog y me encuentro con este relato que es toda una bomba. Me encanto, era imposible no terminar de leerla y querer seguir leyendo más...
Saludos!!
Es un buen relato!
besos
Hermoso blog que acabo de encontrar!!
Me encanta y lo sigo :D
Besos^^
vaya que entrada más linda..!!
un gusto poderme pasarme por aca despues de tanto tiempo..
El 18 de febrero haré el lanzamiento oficial de mi nuevo blog...asi que en mi blog actual enamorada de Ti publicaré el link para que me puedas seguir..!! Espero verte ahi..
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