La
casa de John se encontraba un poco aislada de las otras de alrededor,
pero era la más bonita en el exterior. Sus flores del jardín
hicieron sorprender un poco a Melinda que no lo veía en absoluto
regar las flores cada mañana o preocuparse porque una de sus 20
flores se fuera a morir. La casa estaba casi vacía, a excepción de
un mueble y un espejo en la sala. La cocina tenía cosas, pero pocas
a las que tiene una cocina tradicional. Se preguntaba si eso era una
especie de mal de soltero, algo que les impidiera decorar la casa
dónde habitaban.
- ¿Te gusta vivir sin casi cosas en tu casa? ¿No te parece aterrador? – Preguntó Melinda mientras giraba en círculos en el salón.
- ¿Aterrador? Me parece encantador. No tengo obstáculos por dónde camino, puedo hacer lo que me plazca y la limpieza es más fácil.
- Me refiero, ¿no te gustaría estar en un ambiente más agradable? – Melinda observa cómo John se quita la chaqueta y su camisa blanca mojada queda también en el tarro de ropa sucia. Su pecho era musculoso y unos cuantos pelos lo adornaban, algo que no le disgustó en absoluto a Melinda. – Olvídalo, es tu casa.
- ¿Te presto algo para ponerte? – John se acercó con su torso desnudo a un palmo de Melinda, y por un momento parecía como si el cabello de Melinda fuera aún más rojo.
- ¿Prestar? ¿Acaso traes muchas chicas por acá?
- No te molestes por nada, es decir, sólo tengo ropa de mujer porque mi hermana menor suele pasar por acá con su maleta que parece para dos meses.
El
tono de piel de Melinda volvió a su tono natural y bajó la guardia.
Seguía contemplando sin fascinación las paredes que la envolvían,
se preguntaba cómo sería la habitación de John ¿Habría cama, o
sólo habría un colchón tirado? Le comenzaba a preocupar el hombre
que tenía al frente suyo. El olor a mermelada de fresa era intenso,
cómo si en la cocina esperara una deliciosa tarta. El olfato de
Melinda se puso a alerta, tanto así que por sus movimientos en busca
de dónde provenía el olor llamó la atención de John. John la
miraba sonriente, como si esa reacción le resultara familiar.
- Es mi abuela, no estamos solos – dijo John cogiéndola de la mano y haciéndola ir más deprisa de lo que sus piernas aún un poco mojadas por la lluvia, podían.
15 comentarios:
Que lindo lo que escribis! Hermoso fondo. Te dejo mi blog http://agustinne.blogspot.com
Si queres poder ver mis dibujos: http://www.flickr.com/photos/agustinne
Gracias!
Qué linda escena! Me fascina y atrapa de una manera especial Melinda. Estaré al tanto de lo que sigue :)
Besos agridulces *-*
¡Vaya! la abuela sí que puso paños fríos a esta situación que se veía muy hot.
Linda tu forma de narrar la historia. Un besote
Hermoso. Y nosequé tiene el nombre de John que me vuelve loca♥.
Escribes genial, espero ver más sobre esos dos interesantes personajes c:
Precioso. Me ha gustado mucho.
Que lindo y dulce lo que escribes querida Mayra, siempre me haces soñar con tus palabras :$
sabes? hoy leí varios de tus textos! y me convenso de qe tienes una manera hermosa de escribir, te felicito ♥ sigue así y cuidate mucho *.*
me gusta me gusta *.*
a mi tambien me gustaria vivir en una casa sin muchas cosas..
:P
La casa de John me ha encantado casi tanto como tu texto :D
Que dulce : )
Y como me ha enamorado la imagen de la entrada, creo que la va que ni pintada al texto!
que precioso relato...
nose, me parecio tan increiblemente dulce! muy bonita descripcion del instante!
besitos Ü
Me tomé la libertad de leer todos los cuentos que anteriormente me había perdido. Nunca dejaré de enamorarme de todo lo que escribes.
Lamento la ausencia, pero al menos fue lindo entretenerme con todo lo que habías reservado.
¡Besitos!
Hola :)
He estado echándole un viztazo al blog y me encanta como escribes y el blog en si es precioso. Por eso tienes una nueva seguidora.
Ah, te sigo también en twitter :)
Te dejo un beso grande!! gracias por seguir escribiendo .. estuve revisando tus ultimas entradas y están geniales.. nunca dejes de escribir.
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