Simplemente es ella.

Se sentía mareada, cansada, agotada, no podía más con su cuerpo. Con cada paso que daba tenía que descansar un par de minutos. Su cuerpo no tenía energía porque no le había suministrado ninguna caloría. Su cabeza la comenzó a dar vueltas, y su cuerpo le comenzó a mandar mensajes – agárrate de algo, te vas a caer.- Con sus manos buscó desesperadamente algo, una mesa, una silla, una pared…. Pero no pudo coger nada. Sus cuerpo fue cayendo despacio hacía el suelo frío. Su cuerpo no impactó con fuerza, pues ella con sus brazos amortiguo la caída. El suelo estaba frío, y ese frío lo podía sentir en sus mejillas. No se quería parar, estaba tan débil que solo quería quedarse un rato así. Comenzó a ver el reflejo del sol en el suelo, reflejo que entraba por la ventana. Todavía estaba de día, pero muy pronto iba a oscurecer, y su familia comenzaría a llegar.

Cerró los ojos por un momento, pero fue inevitable se había quedado dormida. En sus sueños solo veía oscuridad, bestias horribles que la apoderaban en un castillo, en un castillo en donde no habían ventanas, y apenas entraba el aire fresco de la mañana. En sus sueños se perdía, pues era sentirse como en casa, en un mundo donde había cosas que la asustaban y otras que le apasionaban.