Tú
eres mi luna,
mi
norte,
cuando
estoy en el mar.
Eres
el timón de mi vida,
mi
dulce despertar.
Eres
por lo que sigo,
eres
la que espero,
cada
vez que despierto,
en
el mar enfurecido.
El
timón me dice ven,
pero
tus besos me llaman,
aunque
hayan miles de kilómetros,
entre
tus labios y los míos.
Eres
tú mi musa,
mi
más hermoso puerto,
dónde
quisiera amarar mi barco,
y
mi alma,
hasta
el fin de los tiempos.